Ciudad de México es una ciudad única. Su tamaño, su población, arquitectura y sus peculiaridades asombran a cualquier extranjero que la pise. Hoy vamos a recopilar algunas de las más particulares.
Cada lugar del mundo tiene sus cosas buenas y cosas malas. Este artículo no busca para nada hacer una crítica, todo lo contrario. En él quiero plasmar algunas de las cosas que más me han sorprendido de DF, una ciudad que no se parece a ninguna otra que haya visitado.
Bucle de tormentas
Muchas veces bromeo con que la meteorología de la ciudad está generada por una computadora, como si estuviera encerrado en Minecraft. Te despiertas y parece que hará buen día, llega la tarde y aparecen las nubes negras, rayos, truenos, etc. Al día siguiente se vuelve a repetir, como si el servidor se reiniciara. Mi aplicación del tiempo siempre me dice cosas por el estilo: “soleado y tormentas eléctricas”. Parece un acertijo.
Calles que parecen pisadas por Godzilla
La mayoría de las banquetas (aceras) de la ciudad están todas medio destrozadas, da igual que estés en la Condesa, en la Roma, etc. Allá donde vayas están todas en relieve y llenas de grietas, lo que hace que la mayoría de las veces tropiece si no voy atento al suelo. He preguntado a mis amigos de aquí pero nunca me han dado una respuesta concreta: terremotos, raíces de los árboles, etc.
Empleos para todo
Otra de las cosas que más me llama la atención es la cantidad de empleos que existen y que no se ven en otras ciudades. Es normal que haya alguien en el supermercado para simplemente poner tu compra en la bolsa (propina) o una persona para darte el ticket de la máquina del estacionamiento. Aquí la tecnología y los humanos parecen convivir amigablemente. De todos modos, creo que es bueno que existan, ya que facilitan que mucha gente tenga una ocupación con la que poder mantener a sus familias.
Todo pica, aunque te digan lo contrario
Acabas de comprar un ticket para tu estómago a la montaña rusa del picante. La mayoría de las veces acabo sudando, algo que viene precedido de un “según yo, no pica”, desconfía. A pesar de todo, se come genial en esta ciudad, aunque la mayoría de las veces no sientas la boca. En esos momentos desconfío de que hasta la servilleta tenga chile.
Nombres impronunciables
Citlaltepetl, Popocatepetl, Nezahualcoyotl, etc. Tendría que llevar mi lengua a un gimnasio a hacer pesas para poder pronunciarlas correctamente. Si tengo que decirle a un taxista el nombre de una calle por el estilo sé que voy a tener que intentarlo mentalmente un par de veces. Mejor elijo una paralela.
Canciones de vendedores ambulantes
Son las 21:30 y empieza la función: “Compre sus ricos Tamales Oaxaqueños calentitos…”. La cantidad de “canciones” es casi infinita, una por cada vendedor. Mi preferida es la que sucede los fines de semana: “Se cooompran, cooolchooneees, tamboooresss, refrigeradoreeees, estufaaaaas”, etc. . Sin duda, es la banda sonora de la ciudad.
Tráfico de ‘Destruction Derby’
La primera vez que vas en un auto por el medio de la ciudad alucinas. La cantidad de coches que hay provoca que muchas veces te quedes sin respiración ante ciertas escenas. El ritmo es diferente al de cualquier otra ciudad en la que haya estado, donde muchas veces parece que estás dentro del videojuego ‘Destruction Derby’, aunque por suerte no he tenido ninguna mala experiencia.
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